Lágrimas, mocos y saliva: son afluentes del torrente de emociones que el chupete apenas contiene. Deditos aferrados a las vigas del calabozo de madera. Despotricó desde temprano a los cuatro vientos, descalzo, desde la cima de la montaña endeble de cómplices de peluche. El gruñido descolora hacia un lamento desganado que ya no conmueve a sus carceleros. La espera es tortura para el joven bucanero. Cuánto más demorará el mago en aparecer con su tibia mamadera.