de vez en cuando lleno el estanque de mi pluma con el combustible azul marino. la tomo y en realidad me lleva ella. lejos de la rutina, más cerca de hacia donde quisiera estar. voy lento, pero contento. fui formado con letras, aprendí a usarlas y se convirtieron en armas al servicio de algo cada vez más ajeno e insípido. es el momento de recuperar el mando, salir a explorar – aún sin cartas. veamos y leamos.